miércoles, 7 de julio de 2010

Novela por entregas

Aquí les dejo este proyecto de novela por entregas que acabo de empezar. Trataré de ser lo más constante posible. Debo de advertir que tal vez haga modificaciones sobre el curso en partes ya hechas; sin embargo, avisaré cuando lo haga. Por cierto aún no tiene título; se aceptan comentarios y sugerencias. Que la disfruten.

Es asombroso lo que un poco de necedad, suerte y torpeza pueden hacer. Fausto después de, según sus propias palabras, “haber sido abducido por marcianos, e instruido por éstos en las ciencias ocultas del universo”, se avocó a una empresa tan fatua que lo único que consiguió fue perder su trabajo, una deuda ante Telmex de más de 10 mil pesos por tantas llamadas a las líneas psíquicas de Walter Mercado, Amira y demás oráculos modernos, y de estar a punto de ser recluido en el psiquiátrico. Esto lo sé porque en un principio me consultaba.
Tal vez dio conmigo gracias a los miles de volantes que pegué en rutas, postes, cabinas telefónicas, comercios y oficinas de Cuernavaca, esperando que algún despistado cayera en mis antiservicios. Durante un tiempo el negocio fue bueno de alguna manera; los clientes no eran muchos pero los suficientes para poder pagar la renta, la manuntención de la ex esposa y mi hija de 4 años más unos cuantos alcoholes. Es increíble la clase de personas que llegaron por un tiempo a mi establecimiento; la idea de que quienes buscan socorro cósmico son personas ignorantes y de escasos recursos no es del todo cierto: al establecimiento acudían todo tipo de gente con los típicos problemas de mi pareja me está poniendo el cuerno, necesito un aumento en mi chamba, necesito que me vaya bien en el trabajo, la escuela, el amor, no sé qué hacer con mi vida, proteja mi negocio. Claro, tampoco faltaban los clásicos politiquillos rancheros que buscaban saltar de la planilla popular color ponche de frutas a un puesto más decoroso (sólo una vez tuve la oportunidad de servir a un diputado de la ciudad, pero eso fue porque se había equivocado de dirección; él buscaba a El Jaguar, yo era El Tigre). Incluso un día llegó a mí un líder de una iglesia cristiana en busca de consejo espiritual porque según él el Altísimo ya no le hablaba; en realidad después entendí que lo que le preocupaba era que tenía miedo de perder el liderazgo al interior de su congregación. Y qué decir de los eco-neo-jipis-new age que, ¡Verga!, eran los más fastidiosos, aunque debo de admitir que eran los más divertidos, por su infinita creencia en estas cosas, pero eran los más asiduos. Al final de cuentas quienes acudían a estos tipos de lugares o eran depresivos, ingenuos o tenían baja autoestima o de plano no tenían mejores ideas para perder su tiempo. Pero como dice el dicho “al cliente lo que pida”… mientras pague bien.
Fausto llegó a mí ansioso y desesperado: después de varios días de una euforia epifántica que compartió con todos aquellos que él creía aptos para recibir el mensaje de salvación y revelación que según él “recibí en el día de año nuevo al ser elegido por unos extraterrestres de raza muy antigua venidos de uno de los bordes del universo; ellos me enseñaron lo secretos que una vez han enseñaron a los antiguos maestro de la antigüedad: Zoroastro, Buda, Jesús, Quetzalcoátl y más; me enseñaron a curar enfermedades conocidas y aún por conocer. Pero…”. Pero curiosamente al muy mal viajado se le había olvidado todo lo anterior ¡Por favor! Después de su chachara esotérica imaginé que era un timador que me quería timar ¡a mí, un timador que simulaba ser un timador disfrazado de verdades ocultas! Pero resolví darle su avión para ver qué diablos pasaba; pues durante lo últimos días agobiado por el retraso de dos meses con el pago de la manuntención mensual de mi ex y mi hija e igualmente con la renta del local, y hastiado de tanta superchería mediocre como siempre lo fue desde un inicio, vi este suceso como una oportunidad de distracción y diversión para poder llevar mis pinches responsabilidades diarias.
Después de fingir que meditaba sobre lo que me había dicho, le contesté que porqué venía a mí, que lamentablemente yo no le podía ayudar y que no era mi especialidad el fenómeno ovni, aunque había tomado un curso al respecto. Pero empecinado en que yo era el indicado, siguió negándose a mi negativa. Se me entonces ocurrió decirle que porqué no mejor consultaba a un especialista:
—Mausán es el indicado —le dije al tiempo que vi en sus ojos un atisbo de resentimiento, pero no le presté mucha atención, así que proseguí—. Él ya es toda una autoridad en el tema, lleva años estudiando e imbuido en estas cuestiones. Ve con él…
—¡Mausán, Mausán! ¡Mausán es un fraude, un impostor, un falsario, un engañador¡ —me interrumpió furiosamente; su cara se enrojeció, se hiperventiló, sus brazos, en un principio inertes y pesados, se movían enérgicamente como látigos inmisericordes; tan así fue su reacción que casi se desmaya del coraje. Ante esto no sabía si reír o preocuparme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ok, como te decía, me parece gracioso y fluído pero tiene algunos errores ortográficos que intentaré marcarte ahora.

°Al señalar a los "maestros" dices "a los antiguos maestro ", falta una "s".

°Antes de indicarle que "Mausan es el indicado" dices "Se me entonces ocurrió decirle que porqué no mejor consultaba a un especialista:
", el error está en "se me entonces ocurrió".

Y bueno,curiosamente ya no hallé las demás; debieron ser alucinaciones.

Me agrada tu texto.